domingo, 17 de febrero de 2008



El mundo virtual de SecondLife fue escenario del primer workshop, donde el primer objetivo era mantener el anonimato de los avatares. El segundo objetivo era hacer en el mundo virtual un diseño arquitectónico de una tienda, teniendo en cuenta la Bogotá actual y que cumpliera características arquitectónicas como la especialidad y la proporción pero, al mismo tiempo, utilizar aspectos de ese mundo virtual (SL) como lo es la ingravidez y el dinamismo.

Lo interesante de este proyecto es que se pueden realizar objetos y edificaciones que nunca habíamos podido ni podremos diseñar en nuestra realidad y trabajar con personas que realmente no conocíamos, reduciendo barreras sobre cultura, sexo, nacionalidad, etc., por estar encarnados en un personaje, aunque fuera nuestra propia representación en el mundo alterno, dándonos a conocer a través de ideas y actitudes, mas no en una realidad física. Aunque por no estar en esta realidad tangible, era muy difícil comunicar nuestras ideas, ya que nuestro principal medio de comunicación en nuestra profesión (Arquitectura y Diseño), son las imágenes gráficas.

Nuestro proyecto estaba considerado con la idea de generar entretenimiento, lo cual es algo que identifica a la juventud colombiana, y en este caso bogotana. Por tal razón, decidimos utilizar la forma de la “chiva” y llevarla abstractamente a SL, ya que es una de las tradiciones de “la rumba” en Bogotá.

Pero no solamente era eso, también queríamos que estuviera reflejada la forma en que había sido pensada la ciudad: su trazado de cuadrícula, que reflejamos a través de pequeños cubos con movimiento y cambios de color que simulaba cambio constante de la ciudad a través del tiempo. Por tal motivo quisimos salirnos de la estática de los edificios para darle un aspecto dinámico y cambiante y crear un edificio interactivo, lo cual pudimos llevar a cabo con el uso de diferentes “scripts” de movimiento, sonido, color y cambios de color, que funcionan al ser tocados.

La construcción en su totalidad rompe con el paradigma de gravedad que en este mundo virtual no existe, por eso nuestro edificio “flota”, pueda reconfigurarse y adaptarse a cualquier espacio.

Y más que ofrecer un producto, ofrece es un servicio ya que para esta vida virtual no es necesario la alimentación ni la comodidad, sino la moda, el entretenimiento y la relación con otros avatares, algo que siempre están buscando. Por eso, nuestro concepto fue “un edificio interactivo como ciudad”.

He aquí un taller donde hemos podido conocer y experimentar en los mundos virtuales y aprovechar dicha experiencia para futuro conocimiento académico y para romper con un mismo eje de educación, con la gran oportunidad de explorar nuevos territorios.

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